lunes, 4 de mayo de 2009

El cerdo


Recordad cuando el SIDA era una enfermedad enviada por Dios para castigar a los homosexuales. Por eso, es extraño que no se haya prestado mucha atención al factor religioso en los análisis sobre la gripe porcina: ¿no es acaso la demostración, en forma de plaga bíblica, de que el cerdo es un animal impuro, y de que Dios castiga a la humanidad por desobedecer sus enseñanzas? Ya puedo oír a los radicales frotándose las manos –ojo, no sólo musulmanes: tampoco los judíos pueden comer cerdo, según la Halajá, porque, aunque es un animal de pezuña partida, no es un rumiante. Los foros de Internet sobre judaísmo no tienen desperdicio estos días…-.

Según la teoría antropológica más extendida, la prohibición de comer cerdo entre las razas semíticas se debió a una serie de epidemias de triquinosis o peste porcina durante los siglos V y VI d.C. El tabú religioso serviría para sancionar lo que no era otra cosa que una medida higiénica. (No todos están de acuerdo con eso: el norteamericano Marvin Harris, de la corriente materialista, afirma que dicha prohibición se debió a que la cría de cerdos requiere mucha agua, un elemento escaso en Oriente Medio). Pero es discutible que todo lo espiritual tenga necesariamente un origen material, y además, poco importa la existencia de una explicación racional cuando se interioriza el prejuicio. Conozco egipcios que son ateos, pero que no pueden ver la carne de cerdo: les produce una repugnancia incontrolable.


En Egipto ya se ha dado la orden de sacrificar los más de 300.000 cerdos del país, una medida de nula eficacia profiláctica, pero que, no me cabe duda, es una concesión a la creciente islamización que el país viene sufriendo en las últimas décadas. No es que el embutido egipcio sea glorioso, pero algo hay, a diferencia de los países vecinos. No olvidemos que el 17 % de la población del país son cristianos coptos. Los criadores de cerdos, en su mayoría fieles de este credo, se están enfrentando a la policía estos días para impedir la erradicación de lo que para muchos es su única fuente de ingresos. Una intervención política en algo que sólo debería guiarse por la ciencia, y peor, un paso más en la división entre ambas comunidades.


2 comentarios:

  1. Yo lo que diga Marvin Harris ;-)

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  2. Aquí en Turquía, el único que ha salido con ese cuento de "¿Véis? ya os lo había dicho yo... digo Dios, que no comieséis cerdo" ha sido el pajarraco de Adnan Oktar, alias 'Harun Yahya', líder de los creacionistas turcos (http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=414089&idseccio_PK=1021). Ahora, no ha tenido mucha resonancia porque la respuesta es lógica...
    "Entonces, ¿por qué Dios no prohibió las aves y nos envió la gripe del pollo?"

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