Yo iba a ir en ese barco. No es un recurso estilístico, sino la pura realidad: el ‘Mavi Marmara’ zarpó desde Turquía hace unos días, fletado, entre otros, por una ONG turca. El viaje sonaba interesante, los organizadores sólo pedían que cada uno se llevase su comida, y aunque yo iría como periodista y cameraman, llevar ayuda humanitaria a Gaza, que el bloqueo israelí ha convertido en una enorme cárcel al aire libre, es definitivamente una causa que puedo apoyar. Creo que sólo aquellos que se alinean ciegamente con Israel, haga lo que haga –entre los que no me encuentro- pueden estar en contra de una iniciativa como esta.
Al principio, el viaje estaba previsto para principios de mayo, y como yo iba a estar en Armenia, descarté la idea. A mi regreso, vi que la partida se había retrasado, así que solicité permiso para unirme a la flota. Pero el plazo de admisión estaba ya cerrado, y me quedé en tierra.
Esta vez, este Ángel de la Guarda mío al que tengo haciendo horas extras se ha ganado el jornal. Ayer, de madrugada, comandos israelíes asaltaron la flota, dejando un balance provisional de 16 muertos y medio centenar de heridos sobre la cubierta del barco. Nadie esperaba una respuesta israelí tan dura. Yo iba a ir en ese barco.
Después, claro, viene la desinformación. Ahora las autoridades israelíes pretenden que el barco iba cargado de armas. Que los activistas estaban armados y atacaron a los comandos. Incluso que la IHH, una de las fundaciones que ha organizado la flotilla, tiene relación con Al Qaeda, con Hamás y con la Yihad Islámica. Me dan ganas de reírme, pero es una carcajada triste, asombrada. La carga de los barcos fue concienzudamente revisada por las autoridades turcas, y los equipajes de los pasajeros registrados uno por uno. Créanme: en el barco no había armas, y afirmar eso es pretender que el estado turco financia a Hamás. Un disparate.
Decir que la IHH tiene relaciones con Al Qaeda es como acusar a Manos Unidas o Intermón de financiar el terrorismo cristiano (que lo hay). Decir que alguien es ‘aliado de Hamás y de Al Qaeda’ es, digámoslo claro, una gilipollez, puesto que ambos grupos se combaten a tiros en la Franja de Gaza, y representan dos visiones completamente opuestas del radicalismo islámico.
Hoy, Israel ha hecho público un video de sus soldados “heridos” y de las “armas” encontradas a bordo. Un rasguño en la mejilla de un comando, un par de tirachinas y unos palos. Una burla para el ejército más potente de Oriente Medio. Nada nuevo por estos lares: piedras contra tanques, canicas contra helicópteros, e Israel sigue afirmando que abrir fuego está justificado. Pero en este caso, el hecho es más grave todavía: los israelíes abordaron el barco en aguas internacionales, por lo cual el hecho puede ser calificado de acto de piratería. Asaltan nuestro barco, intentamos defendernos, nos masacran, y además la culpa es nuestra.
Ahora, el viejo guión volverá a ponerse en marcha. Los israelíes repetirán hasta la saciedad las palabras “provocación”, “terroristas”, “autodefensa”, “cargamento de armas”, que empezarán a calar en una opinión pública desinformada, convirtiendo a personas buenas en apologistas de una nueva atrocidad israelí. Una mentira repetida cien veces, como bien sabía Goebbels, se convierte en una verdad. Por una vez, no se la crean.