miércoles, 18 de febrero de 2009

Gurkhas




El kukri nepalí, el cuchillo más famoso del mundo, junto con el kriss malayo, la katana japonesa y la cimitarra árabe (que me perdonen los fans de la Tizona…). En manos de un gurkha entrenado, es más peligroso que secuestrar al hijo de Charles Bronson…

Muchos guesthouses en Pokhara están regentados por antiguos gurkhas. Desgraciadamente, el mío no, y no tengo tiempo de ponerme a buscar a uno por ahí, pero de todas formas, como los blogs están para escribir lo que a uno le parezca, os hablaré de gurkhas igualmente.

Tienen fama de ser los mejores soldados del mundo. Desde luego, eso es lo que opinan todos los oficiales británicos que han combatido con ellos. El Imperio Británico los enroló como mercenarios a principios del siglo XIX para luchar en sus guerras coloniales, y desde entonces no han dejado de participar en todas las guerras en las que se han visto metida Su Graciosa Majestad, desde el Motín de los Cipayos (lo que los nacionalistas indios denominan “la Primera Guerra de Independencia”) hasta Kosovo o Afganistán, pasando por las Malvinas, las dos Guerras Mundiales, e incluso la tropa expedicionaria anti-bolchevique enviada a Rusia en 1920. En total, más de 45.000 gurkhas han muerto y 150.000 han sido heridos luchando bajo la Union Jack.

En las montañas de Gorkha, en las colinas entre Katmandú y Pokhara, la miseria es extrema, y la única oportunidad de prosperar que tienen los varones jóvenes es ingresar en la carrera militar. Los británicos, empero, sólo aceptan unas decenas de voluntarios cada año, lo que hace que la competencia sea feroz. Los gurkhas son bajitos (durante la Primera Guerra Mundial, se tuvo que prohibir a los oficiales altos mandar pelotones de gurkhas: las trincheras que estos cavaban eran tan bajas que los británicos estaban sufriendo decenas de bajas a manos de los francotiradores alemanes), leales hasta la muerte con los oficiales que les comandan, pero despiadados con sus enemigos. Son la clase de soldado que se queda defendiendo una posición hasta que es lanceado por la carga enemiga, dando tiempo a toda la oficialidad a retirarse prudentemente y vivir para luchar otro día. Saben caminar silenciosamente, manejar el cuchillo a discreción, matar cuando se les ordena. Están tan bien considerados como infantería que en la actualidad hay pelotones de gurkhas sirviendo no sólo en el ejército británico sino también en el indio, y en la policía de Singapur.

Durante años se les ha utilizado para hacer el trabajo sucio de los ingleses, desde la contrainsurgencia en Malasia en los años 50 y la lucha contra los independentistas en Sarawak (Indonesia), hasta vigilar la frontera de Hong Kong, haciendo batidas para capturar inmigrantes ilegales de China. A finales de los ochenta, no obstante, empezó a vérseles como un anacronismo y a dudarse de su habilidad para participar en la guerra moderna, dominada por satélites, misiles y bombardeos aéreos. Sin embargo, durante la Guerra del Golfo, destacaron en una materia inesperadamente vanguardista: transmisiones y señales. El motivo es que los gurkhas están altamente motivados, no sólo para luchar, sino también para prepararse: según relatos de los oficiales al cargo de las escuelas de instrucción, los reclutas gurkhas son lo que estudian con un mayor interés. Para ellos, la alternativa es la miseria del campo nepalí.

Sin embargo, los gurkhas han estado siempre discriminados en salarios, pensiones e indemnizaciones, que suelen ser veinte veces inferiores a las de un militar británico del mismo rango. En 1995, el Sunday Express reveló la historia de Lachhiman Gurung un antiguo sargento gurkha condecorado con la Cruz Victoria (que sólo se concede en casos de heroísmo extremo) que no obstante vivía en la pobreza más absoluta tras su retiro en Nepal, lo que produjo un escándalo en Gran Bretaña. Se inició una campaña que pedía un retribución más justa para estos soldados que tan lealmente habían servido al país. En cierto momento, cosas de la vida, una abogada llamada Cherie Blair aceptó llevar el caso de unos gurkhas que reclamaban un pago más justo por sus servicios, contra… el gobierno de Tony Blair, que casualmente era el marido de Cherie.

El ministerio de defensa argumentaba que es imposible pagar lo mismo a un soldado nepalí que a un británico puesto que el nivel de vida en Nepal es mucho más bajo. Los gurkhas alegan que mantener unos estándares de calidad de vida similares a los de Gran Bretaña (sanidad, escolarización de los hijos) es en cualquier caso casi tan caro como hacerlo en el Reino Unido, donde de todas formas, además, muchos de ellos han trasladado a sus familias, donde los varones están acantonados. No sé cómo acabó la disputa jurídico-conyugal de los Blair, pero, poco a poco, los gurkhas han ido ganando batallas, esta vez en la arena política: primero fue la equiparación de la indemnización por fallecimiento en acto de servicio (algo que era poco más que simbólico, puesto que de todas formas en época reciente se producen muy pocas bajas de esta forma), y, en 2007, la de las pensiones. Aún así, la medida sólo afectaba a aquellos enrolados después de 1997, por lo que muchos veteranos, en un acto enormemente simbólico, se presentaron en el Ministerio de Defensa en Westminster (donde, por cierto, hay una estatua de un soldado gurkha) y devolvieron sus medallas*.

¿Quién creéis que ganaría, en una pelea entre un gurkha y Chuck Norris?


*La campaña en contra de la discriminación de los soldados gurkhas continúa todavía: véase http://gurkhajustice.org.uk


3 comentarios:

  1. Mi guía Nepalí, el estudiante de políticas, me contó que había una especie de "oposición" para ser Gurkha y que conseguirlo era como que te tocase la lotería. Era un gran honor y mucho dinero. Era salir de la pobreza. Ese es el secreto de su fama, imagina en cualquier país que todos quisieran ser soldados del ejército británico y que se hicieran pruebas por todo el país para seleccionar a los mejores. Pues tendrías precisamente eso: los mejores.

    Y lo siento por Chuck Norris ;-)

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  2. Muy bueno el artículo, Daniel Iriarte ^.^
    Mi apellido es galego pero nací en vasquilandia,un cruce similiar a que tu apellido sea vasco y eres zaragooozanooo. Tierra maravillosa la de los maños y la Pilarica, y sus joticas. :-))

    En Nepal conocí a un gurkha (tenía un rango alto pero iba de paisano, de montañero): un gentleman amable, culto, con un inglés impecable, que me enseñó muchos trukis para andar por allí y me invitó a una torta típica en el viaje en bus....

    Y todo empezó por un timo en el que acabé en un bus Noparaguiris:

    fue el mehor entuerto que pudo pasarme!!

    Por cierto que se dedicaba a inspeccionar zonas donde luego poder crear escuelas con los fondos de la fundación de los Gurkhas. Ojalá vayan ganando en derechos por todo lo que se merecen.

    Carola_otro_culo_de_mal_asiento

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  3. yo creo que un gurkha no pelearía -en serio- con Chucky, le preguntaría muy amablemente igúa a ver dónde está Bud Spenser para tomarse unas cañas ;P
    Por decir, dicen que hasta es de Bilbao jajajja. Yo votaría la moción, pues es bien sabido que los guipuchis y los bilbis nos llevamos bien, sobre todo para tirarnos castañas ante un dervy
    -como tié que ser-
    http://www.frikipedia.es/friki/Chuck_Norris

    salutte! y larga vida al rey! (el de cada cualo)

    ((Caro_de kit-kat one momentito))

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