sábado, 14 de marzo de 2009
Elogio de Hong Kong
En Hong Kong, cada esquina es un decorado. Mire uno donde mire, parece estar contemplando el set de una película. Dan ganas de ponerse a espiar. Para quien sea. Hasta para los franceses.
En Hong Kong, a uno le entran ganas de hacerse capitalista. No estuve aquí en los setenta, ni he estado en el resto de China, así que no puedo saber qué parte de todo lo que me rodea es atribuible a una buena gestión capitalista y qué al nuevo gobierno chino. Pero hoy día todo está limpio, ordenadito, y funciona de maravilla, y hay que pagar por ello.
En todo caso, no es una ciudad amable para ser pobre (¿acaso hay alguna?). Pero al menos, Hong Kong permite soñar. Aquí, si uno consigue reunir un pequeño capitalito y trabaja como un ilustre ciudadano de la nación china, puede llegar a hacerse rico. Desde luego, mucho más fácilmente que en Madrid. Y todas esas tonterías socialdemócratas que pensamos algunos sobre que el dinero no da la felicidad, son aberraciones de pequeñoburgueses que se han criado con el estómago lleno. Que se lo pregunten si no a cualquier chaval de la calle en este continente…
Hong Kong es de esos experimentos que hacían los ingleses, de estar en China pero sin estarlo, y les salió bien. Imagina: haber crecido en Hong Kong, y dominar el chino (y ser blanco, que si no no tiene mérito). ¿Puede haber algo más ‘cool’? No es como tener un Ferrari, pero casi.
Pero después de una semana en Hong Kong, empiezo a estar hasta los cojones, y me quiero ir a Bangkok… Todo tiene un límite.
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Je je, con ese final ya me gusta tu entrada. Al principio me estabas asustando... Ya me ha dicho Pita que ha hablado contigo. Ya me contarás. Miguelón ya ha salido con su MUJER rumbo a Sicilia y con la peazo cámara reflex digital que le hemos regalado. No te lo creerás pero estaba super tranquilo el cabrón. Y muy feliz.
ResponderEliminarUn abrazo amigo!!
Joder, Dani, estás a un paso de afiliarte a Nuevas Generaciones del PP.
ResponderEliminarHe de felicitarte pues (no por tu previsible adscripción al liberal-conservadurismo) sino por estas espléndidas estampas honkonesas. A algunos nos dan la vida o en su defecto la alvian, alegran y engrandecen.
Por cierto un nuevo apunte neocon para ayudarte en la redención. El otro día leí sobre la defensa y adscripción pública que Noam Chomsky llevó a cabo en los setenta hacia el régimen de Pol Pot. ¿Es esto cierto? ¿Sabes algo al respecto que pueda matizarlo? Dejo abierta la cuesíón.
Siempre con cariño.
Saúl.
PD: Por cierto el inenet éste no me dejó introducir mi comentario de alabanza a la entrada de Reinhold Messner y el Yeti. Yo ya había leído algo sobre el alpinista en cuestión que por cierto ahora anda embarcado en un proyecto para levantar el museo de sus hazañas en su ciudad natal de Bolzano, Italia, ya que Messner es de naconalidad italiana aunque venido al mundo en una zona germanoparlante. ¿A qué sería genial visitarla?
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarVeo que no he logrado imprimir a mis palabras el sutil toque de ironía que pretendía. En todo caso, Asia enseña a relativizar...
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Chomsky, es cierto, aunque hay que matizarlo. En 1972, el sociólogo francés Serge Thion realizó una visita a las zonas dominadas por los Jemeres Rojos (antes de que éstos tomaran el poder), y publicó en Le Monde una visión bastante positiva de éstos, que es la que permaneció en la mente de la mayoría de los observadores hasta que los vietnamitas derrocaron a Pol Pot.
En ese sentido, Chomsky, como la mayoría de los intelectuales izquierdistas, consideraba a los Jemeres Rojos como una versión camboyana del Vietcong. Por eso, los apoyó públicamente hasta que la lectura del libro "Cambodge Année Zéro", del sacerdote francés François Ponchaud (que fue testigo de primera mano de la evacuación de las ciudades y recogía numerosos testimonios de supervivientes de las comunas agrarias), en el 76 o el 77, le hizo cambiar de opinión.
En defensa de Chomsky hay que decir que se retiró de esta causa mucho antes que, por ejemplo, la Administración Carter, por no hablar de la de Reagan, que ya conociendo la amplitud del genocidio perpetrado por los JR, no dudaron en rearmarlos y utilizarlos para desgastar a las tropas vietnamitas de ocupación (y todos los intelectuales reaganianos que justificaban la lucha de los Jemeres Rojos como una "liberación nacional", igual que la de Afganistán). O el gobierno de Felipe González, que en 1983 reconoció la legitimidad de su asiento en la ONU...
Y sí... Si Messner termina su proyecto pronto, podíamos montar una excursión.
Besos
Dani
PD: La semana que viene me voy a Camboya, y escribiré largo y tendido sobre los Jemeres Rojos. Allí podemos polemizar todo lo que quieras...
me apunto a la excursión yetiniana!!!!! :)))
ResponderEliminar(lo digo en serio, claro)