viernes, 24 de abril de 2009

El rumor de la arena



Ayer fui a Logroño a un acto organizado por la Plataforma Riojana Pro-Referéndum en el Sáhara –encantadores, ellos-, a presentar “El rumor de la arena”. Han pasado ahora tres años y medio desde que se rodaron las primeras imágenes de la película, y ha llovido mucho desde entonces.

Para los que no lo conocen, diré que “El rumor de la arena” es un documental sobre el conflicto del Sáhara Occidental, rodado tanto en el propio territorio como en los campos de refugiados saharauis de Tindouf, al suroeste de Argelia. Fue un proyecto que acometimos mis dos compañeros de piso (el cineasta en ciernes Jesús Prieto y el violonchelista Diego Valbuena), mi amigo Kike Andrés (periodista de la agencia Reuters, ahora en Venezuela, y un profesional tan bueno que cuando habla con los anti-chavistas le consideran pro-Chávez, y al revés), y un servidor, sin ningún tipo de subvención, soporte externo, ni idea alguna de cómo se hacía un documental.

El proyecto entero, un antiguo conflicto colonial, con legionarios retirados, investigaciones sobre desaparecidos y ejecuciones sumarias, informes de Naciones Unidas, una guerrilla –adormecida, pero guerrilla todavía-, entrevistas clandestinas en un lugar llamado El Aaiún, el tener un chófer y un Land Rover a nuestra disposición que nos llevasen por las pistas del desierto… todo aquello era una especie de sueño para un post-estudiante de periodismo que anhelaba convertirse en reportero internacional. Luego uno ve que la cosa no era para tanto, pero me temo que esa sensación de plenitud en el trabajo va a ser imposible de recuperar.


El Sáhara fue toda una educación sentimental, en una época en la que yo todavía creía en un periodismo de buenos y malos. Aprendí a amar al pueblo saharaui y su legendaria hospitalidad, sus melhfas y sus derraás, sus turbantes, su té extremadamente azucarado, sus sonrisas. Me enamoré del desierto, incluso de aquel pedazo de hammada estéril en una esquina de Argelia. ¿Cómo no hacerlo, cuando en la noche hay tantas estrellas que parece imposible, y mientras las contemplas, en la oscuridad, una bella muchacha saharaui te toma la mano por sorpresa? Y por el camino descubrí la infinita tristeza debajo de esa capa de jovialidad, de su retórica de liberación nacional. Y lloré por ellos, de impotencia y desesperación.


“El rumor de la arena” me ha dado las mayores satisfacciones, y preocupaciones, de mi breve existencia. Las canas que tengo me las sacó el Polisario. Fueron dos años en los que tomé una serie de decisiones que, me temo, van a condicionar el resto de mi vida. En primer lugar, no busqué trabajo como becario en un medio o redactor de un gabinete de comunicación, sino que opté por una serie de empleos más o menos mierdosos: camarero, acomodador en un cine, teleoperador. Así, en cualquier momento podía abandonarlos y largarme a África del Norte sin sentirme culpable.

Escribí seis guiones de “El rumor de la arena”, en función del material que conseguíamos y las oportunidades que se desvanecían. En la fase final, la pared del salón de nuestro piso de la calle Santa Engracia aparecía cubierta por cartulinas, y sobre éstas, post-it de todos los colores, representando secuencias: amarillas para las imágenes ilustrativas, violeta para las entrevistas, azul para indicar el comienzo de un nuevo bloque temático. Jamás he vuelto a trabajar de esa forma, con ese nivel de concentración, para bien o para mal.

Hubo un momento en el que parecía que habíamos tocado fondo: la Intifada saharaui había pasado –y qué sensación tan extraña, saber que estaban torturando a gente que tú habías conocido unos meses antes-, el proyecto estaba estancado, y uno no sabía si había desperdiciado dos años –se dice pronto- en algo que no iba a terminarse. Yo me largué a El Cairo, y Kike a Caracas, en busca de mejores oportunidades profesionales. Pero Jesús, bendito Jesús, Capricornio él, siguió adelante, peleando con el material en la sala de montaje –que no era otra que su habitación-. Y lo terminó.

La película cumplió nuestras mejores expectativas. Participó en festivales de México y Brasil, se estrenó en cines, hizo que a Jesús y a mí nos entrevistasen en televisión y radio –algo que, como casi todo, pierde su glamour a los cinco minutos- y nos llevasen de peregrinación por toda España a presentarla. El acto de ayer es, me temo, el último coletazo de un proyecto que ya ha cumplido su ciclo vital.


Disculpen el tono melancólico: yo me hice adulto con esta película. Entenderán que para mí sea algo especial.


“El rumor de la arena” sale a la venta en DVD el próximo 6 de mayo. Los extras incluyen una nueva pieza documental titulada “Sáhara: Hacia la Intifada”, sobre la revuelta saharaui de 2005, compuesta con material inédito.
El domingo, por si algún riojano me lee, hay una Marcha de Solidaridad con el Sáhara en Logroño, que sale a las 12 desde la Plaza del Ayuntamiento.

5 comentarios:

  1. De esta entrada lo único falso es que tú ya seas adulto. Un abrazo Dani y brindemos por los sueños que se hacen realidad ;-)

    Y a seguir soñando...

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué buena noticia la edición en DVD, Dani! Hace poco me la descargué del emule (afán divulgativo lo prometo, y tú me preguntarás, ¿en Marruecos? El caso es que era... ¡una porno!,¡y casera!
    Brindo con un té extradulce por este proyecto cuyo ciclo vital apenas ha arrancado, y por tus canas, de las imprescindibles que de decía Brecht.
    Mudarris Kaslán.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué buena noticia la edición en DVD, Dani! Hace poco me la descargué del emule (afán divulgativo lo prometo, y tú me preguntarás, ¿en Marruecos? El caso es que era... ¡una porno!,¡y casera!
    Brindo con un té extradulce por este proyecto cuyo ciclo vital apenas ha arrancado, y por tus canas, de las imprescindibles que de decía Brecht.
    Mudarris Kaslan

    ResponderEliminar
  4. Coño! el riojano lo leyó tarde... si me lo hubieras dicho podría haber organizado algo!

    Felicidades por la peli, un trabajo excelente y la verdad es que me ha encantado leer el making-off que acabas de describir!

    un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. vaya que si lo voy a comprar!!! :))

    abrazos desde Bangladesh
    paco.

    ResponderEliminar