sábado, 17 de enero de 2009

La historia de John Everingham


Encuentro en una librería de Khao San Road un libro de los 70 sobre el tráfico de heroína en el Sudeste Asiático. En la contraportada aparece el autor rodeado de guerrilleros Meo en una plantación de opio en el norte de Laos. La foto está firmada por el legendario John Everingham, y ese descubrimiento me produce cierta agitación…


Pero mejor será empezar por el principio: un día, hace años, volviendo a Madrid en autobús, me pusieron una película titulada “Los evadidos del Mekong” (“Love is forever”), protagonizada por Michael Landon “el encasillao”. Landon interpretaba a un fotógrafo australiano llamado John Everingham, cuya historia era, es, realmente digna de ser contada.


Everingham fue el primer periodista en denunciar que los bombarderos estadounidenses que actuaban en Vietnam desde la base tailandesa de Udon Thani solían soltar el resto de su carga sobre Laos antes de aterrizar, provocando miles de muertos inocentes. También cubrió la victoria de los guerrilleros comunistas en Laos, y la simpatía inicial demostrada por éstos le aseguró la posibilidad de trabajar en el país mientras sobre éste se desplegaba el “telón de bambú”. Pero Everingham empezó a deslizar en la prensa de occidente artículos muy críticos con el régimen, lo que no tardaría en crearle problemas.


El joven fotógrafo se enamoró perdidamente de una chica laosiana, Keosiri Sirisomphone, de 22 años (no sé por qué no me sorprende…). Pero en la película que yo vi, Everingham tenía un poderoso rival: un asesor militar venido de Alemania Oriental, quien además de acosarle debido al carácter crítico de sus artículos, estaba más que interesado en la muchacha. Ignoro cuánto de verdad hay en ello: en el celuloide el alemán y Everingham llegaban a enfrentarse en un combate de muay thai, y nuestro héroe, por supuesto, vencía (¿me lo creo? Quién sabe...). Lo que sí es seguro es que en 1978 el australiano fue expulsado del país, y la chica quedó atrás.


A través de unos conocidos que huyeron a Tailandia, Keo logró transmitir un mensaje a Everingham, diciéndole que todavía le amaba, a pesar de la distancia. Entonces, él empezó a planear una temeridad: rescatarla a través del río Mekong, “el equivalente acuático al Muro de Berlín”, según su propia definición. “Yo era joven y estaba loco y enamorado”, decía. Se entrenó con un buceador profesional –y fue atacado por un tiburón durante una de las sesiones-, y de algún modo logró hacerle llegar a Keo el plan: ella le esperaría en la orilla laosiana del Mekong, y él bucearía para sacarla de allí.


Las corrientes en este río son fortísimas, y las aguas son oscuras: a lo largo de tres meses, Everingham, a ciegas, y haciendo un esfuerzo atlético increíble, intentó en varias ocasiones llegar hasta donde le esperaba Keo; la primera vez, ambos casi fueron atrapados por unos soldados. La segunda, las corrientes le arrastraron a unos 800 metros del punto de encuentro, sin que pudiese vencerlas para acercarse.


Entonces llegó el monzón, y la crecida de las aguas que lo acompaña hacía la operación prácticamente inviable. Everingham decidió intentarlo por última vez, antes de que fuese demasiado tarde: a la desesperada, saliendo del agua como un cocodrilo, arrastró a Keo bajo las aguas, y compartiendo respirador, la llevó hasta Tailandia.


Los primeros años desde entonces fueron maravillosos: apoyándose en el amor de ella, John vendió su historia al Reader’s Digest, e hizo campaña contra el gobierno de Laos. Éste, en respuesta, intentó atentar contra Everingham en varias ocasiones, la última durante la realización de la película. Pero, a pesar del título original de ésta, el amor no es para siempre, y al cabo de unos años Keo y John se divorciaron. Entre tanto habían tenido un crío, Ananda Everingham, que ahora mismo es uno de los actores jóvenes más famosos de Tailandia.


Hoy, John Everingham es editor de una revista de barcos y vive en Phuket. De vez en cuando desempolva sus cámaras y recupera los viejos reflejos de fotógrafo, como cuando hay que hacerle fotos al rey Bhumibol en un desfile presidencial. Su hijo, Ananda, estrenó hace unos meses una película titulada “Sabai Dee Luang Prabang” (“Hola, Luang Prabang”, en laosiano), en la que interpreta a un joven fotógrafo australiano que llega a Laos y se enamora de una chica de allí… ¿Les suena la historia?



2 comentarios:

  1. Hola Daniel!

    Enhorabuena por el blog! Ya era hora de que materializaras todos esos mails terapéuticos en tu propio espcio! Me encanta cómo escribes y me das mucha envidia sanísima y vegetariana, jajaja! Te seguiré leyendo y te daré todo mi apoyo para que en los próximos documentales tú seas nuestros ojos.

    Un besote bien fuerte!

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  2. Cómo mola! Pero no había una forma más fácil de salvar a la chica que buceando por un río marrón-café con leche? En fin te imaginas que lo hacemos alguno de nosotros? Estaríamos contándolo todos los días de nuestra vida ;-)

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