Esa tarde -hora española-, dos aviones pilotados por islamistas fanáticos tiraron las Torres Gemelas, y los occidentales nos encontramos en mitad de una guerra contra el islam. Así se percibía en el mundo musulmán, y así nos lo hicieron creer los mandamases de este mundo.
Súbitamente, un Occidente que no sabía nada del islam empezó a preguntar cosas. Y se le alimentó con datos sobre sus peores aspectos, vomitados por las agencias de noticias y rebotados de manera entusiasta por los medios tradicionales, bien por ignorancia o por convicción hacia la causa de la Civilización: manos amputadas a los ladrones en Arabia Saudí, lapidaciones en Nigeria, burkas para las mujeres afganas. Poco importaban los matices entre países, el que en Irán las mujeres sean conductoras de autobús o ministras, que los musulmanes alevíes turcos beban alcohol y no consideren el Corán un libro sagrado, que la poligamia esté prohibida en casi todos los países islámicos, que en Siria el ramadán sea algo más folclórico que otra cosa, que las playas de Líbano estén repletas de chicas en bikini: para el occidental medio, el Islam había pasado a ser un bloque homogéneo. Un bloque a temer, además.
No tengo la menor duda de que dicha información era interesada: estábamos en la “guerra contra el terrorismo”, de objetivo interminable, y para eso necesitábamos un enemigo a la altura. Tuvimos un Eje del Mal, en el que se incluyó en el último minuto a Corea del Norte y no a Siria, como estaba previsto en un principio. Hicimos la guerra en Afganistán y en Irak, y a punto estuvimos de tenerla también en Irán (evitada in extremis a pesar de los esfuerzos titánicos de Dick Cheney por provocarla). Estados Unidos abrió otros frentes en el Cuerno de África y, peor, en el Sahel, donde no existía terrorismo islámico hasta su llegada. Y había planes para abrir otro más en el Golfo de Guinea, en Nigeria (casualmente otro país rico en petróleo).
Para justificarlo se produjeron películas de propaganda, como la execrable “Lágrimas del Sol”, con Bruce Willis y Monica Bellucci, pagada por el Departamento Cinematográfico del Pentágono, como en los viejos tiempos de la Guerra Fría, que con su retórica de musulmanes-matan-cristianos preparaba el camino para el “intervencionismo humanitario armado”, en Irak y en otras partes del mundo. El señor Samuel Huntington vendió libros como churros con su teoría del Choque de Civilizaciones. Saddam Hussein era socio de Bin Laden, y lo mismo daba Hizbulá que Yasser Arafat, los chechenos que el Frente Moro de Filipinas, Irán que Yemen.
[Algunas voces, como el maestro Kapuscinski, aseguraban que el gran choque en realidad tenía lugar dentro del propio islam (como la guerra Irán-Irak); que el terrorismo islamista mataba, ante todo y sobre todo, a otros musulmanes; y que la verdadera guerra ocurría entre radicales y moderados. Después de mis experiencias de estos años, soy de la misma opinión.]
A los remisos, crisis como la de las caricaturas de Mahoma terminaron de convencerles. Claro, con fanáticos como esos, que son capaces de quemar una embajada por un dibujo, cómo vamos a hablar nada, y fíjate que los tenemos en casa también, nos decíamos, sin prestar atención al hecho de que donde se producían los disturbios eran países ya en profundo estado de crisis anteriormente, como Pakistán o los territorios palestinos. No hubo revueltas en Marruecos, Malasia, Indonesia, Jordania, Bangladesh o Egipto –donde yo estaba viviendo por aquel entonces-, ni siquiera en Argelia, un país que sufría una devastadora guerra civil inacabada. Pero a quién le importaba eso, el que los implicados en los disturbios fuesen un ínfimo porcentaje de todos los musulmanes del mundo: los mahometanos habían vuelto a demostrar su delirio irracional.
Estados Unidos se empantanó en Irak y Afganistán, y eso nos evitó una nueva guerra con otro país islámico. Y entonces llegó Obama y, de la noche a la mañana, la retórica antiislámica en los medios se suavizó hasta casi desaparecer: de repente ya no eran portada los ahorcamientos en Irán, ni las bestialidades de los saudíes, ni la sharia en África. En general, volvimos a retratar al mundo musulmán con sentido común, sin ignorar sus aspectos negativos, pero distinguiendo el programa nuclear iraní de la mezquita de la M-30, el terrorismo en Irak de la situación de la mujer en Marruecos, el conflicto en Somalia de los problemas de las banlieues de París.
Pero es demasiado tarde para la Alianza de Civilizaciones. El monstruo ha sido creado, y hay que alimentarlo: la opinión pública occidental es ya profundamente antimusulmana, y sólo quiere escuchar noticias que refuercen su visión. Ya sabe lo que es el islam, y no necesita otra versión. Les propongo un juego: busquen en internet cualquier noticia en la que aparezca la palabra "Islam", y lean los comentarios.
Ayer, Suiza votó en referéndum la prohibición de los minaretes en las mezquitas del país, y el sí obtuvo el 57 % de los votos. No criticaré los resultados –al fin y al cabo, es una medida tomada democráticamente-, pero sí indicaré que la noticia apareció en prácticamente todos los medios importantes del mundo. El día anterior, el mismo estado había realizado otro referéndum para ver si prohibía la exportación de armamento suizo a otros países, una medida que, de haberse aprobado, podría haber afectado a la vida –y a la muerte- de muchísima más gente. Que levante la mano el que se hubiese enterado.
Esta claro que los medios de comunicación juegan un papel importantísimo en las agendas políticas de los distintos países haciendo que la opinión pública refuerce o desapruebe las acciones de sus dirigentes. Lástima que muchos de los ciudadanos no utilicen herramientas valiosísimas como internet, desde la que se puede acceder a todo tipo de información sobre el tema que deseemos, pudiendo comparar así los distintos puntos de vista de un conflicto y no la noticia de facil digestión que nos venden muchos medios al servicio de fines políticos.
ResponderEliminarPues yo la verdad es que me enteré de las dos noticias a la vez, ambas reforzando la crítica a los Suizos, la tristeza porque "democráticamente" han decidido seguir vendiendo armas y además no dejar construir minaretes pero sí campanarios. Lo segundo es un NUEVO atentado contra la libertad de religión, lo primero es el VIEJO negocio de la muerte.
ResponderEliminarA los periodistas siempre os da más pereza recordar lo que se hace mal desde siempre ¿o no?
Además por muy justa que sea la crítica a la versión simplista del islam que dan los medios de comunicación, estamos en un momento en que el mundo islámico alcanza cotas similares al cristianismo de la inquisición (que tampoco era homogéneo en su territorio) coincidiendo con un momento de decadencia de los mejores valores de occidente.
Y con todos los matices que señalas, el caso de las caricaturas de Mahoma fue desgraciadamente muy esclarecedor. No sólo por la violencia de la reacción en parte del mundo islámco, sino por la pusilanimidad con que defendieron la libertad de expresión los "progres" de occidente.
Mierda puta Dani qué bueno (buen escritor, no buen chico que siempre lo has sido) te estás volviendo.
ResponderEliminarPues iba a responder pero no tengo nada que añadir a lo que dice César... Ha dicho lo mismo que iba a decir yo...
ResponderEliminarLas religiones desprenden autoridad en vez de calma al espíritu. ¿Por qué será?. ¡¡¡jodidas religiones!!!
ResponderEliminarMe encanta cuando me das caña, César. Estaba seguro de que si alguien iba a saber lo de los dos referéndums, ése eras tú, pedazo de frikie de la información por otros cauces...
ResponderEliminarRecordarás que yo fui uno de los progres que no defendió la libertad de expresión como debió hacerse. Ya no pienso así, pero en aquel momento me pareció que era hacerle el juego a la derecha islamófoba (las caricaturas se habían publicado meses antes sin apenas reacción, y se republicaron varias veces hasta que el asunto estalló... con ayuda y patrocinio, hay que decir, de los saudíes, los otros grandes interesados en el Choque de Civilizaciones).
La guerra de Irak hizo que yo y otros muchos nos pusiésemos de forma algo acrítica de parte de los "agredidos". Ahora que las cosas han vuelto a su cauce, uno siente otra vez que puede escribir críticamente sobre la situación de la mujer en Egipto o los crímenes de honor sin que parezca que culpabiliza a un cuarto de la población mundial.
ResponderEliminarMe interesa lo que dices sobre que el islam está ahora mismo en el mismo punto que el cristianismo durante la inquisición. ¿A qué te refieres exactamente? ¿Puedes desarrollar esa idea?
Un abrazo!
"Cuando las caricaturas de Mahoma no hubo revueltas en Marruecos, Malasia, Indonesia Jordania... pero a quién le importaba eso".
ResponderEliminarLa pregunta es: ¿En qué país occidental habría habido revueltas de haberse caricaturizado a Jesucristo? ¿En qué lugar de Occidente se encontrarían fanáticos de ese calibre?
Ah, perdón, se me olvidaba que esas caricaturas, y ofensas mucho más graves, se dan a diario, y nunca pasa nada ni a nadie se le pasa por la cabeza que pueda pasar algo porque en Occidente, gracias a Dios, uno puede ser ateo o lo que se le venga en gana sin temor a que nadie te mate por ello.
Que la mayoría de musulmanes no sean unos cafres no invalida el hecho de que los únicos dispuestos a quemarte por publicar caricaturas son todos musulmanes.
Hola, tocayo Chandler. Lo que dices no es del todo cierto: ahí tienes el radicalismo hindú, sin ir más lejos, que a diario se carga a gente (a misioneros, por ejemplo, por vacunar contra la polio, diciendo que van a inocular "el cristianismo"). Y cuando se estrenó "La última tentación de Cristo", a principios de los ochenta, bandas de fundamentalistas cristianos quemaron varios cines parisinos en los que se proyectaba la película, con el resultado de cuatro muertos. La diferencia, y eso es lo que quiero poner de relieve en el post, es que a nadie se le ocurrió hablar de "los animales estos de los cristianos". ¿Y alguno habéis escuchado palabras semejantes respecto al hinduismo? Pues bien, "los hinduistas" -ya que estamos, generalicemos- queman vivas a ancianas a las que acusan de brujería, pegan palizas a aquellas parejas que se atreven a ir cogidas de la mano, tienen un instituto de investigación sobre el excremento de vaca -como es un animal sagrado, seguro que puede curarlo todo, incluso el cáncer, alegan-, y hace unos meses provocaron una auténtica carnicería de monjas cristianas en el estado indio de Orissa, como puede atestiguar nuestro amigo común Ángel Villarino, que lo cubrió para su periódico. Y en 2002, radicales hindúes lincharon y quemaron vivos, a lo largo de dos semanas, a 4.000 musulmanes en Gujarat, sin que los policías -hindúes, y siguiendo órdenes de los gobernadores, también radicales hindúes- hicieran nada por impedirlo. Imaginadlo al revés, si radicales musulmanes se llegan a cargar a 4.000 lo-que-sea en dos semanas, simplemente por motivos religiosos.
ResponderEliminarSupongo que ahora viene cuando todos hablamos de lo malas que son todas las religiones, el oscurantismo, etc., y tan amigos. Pero el hecho de que sólo se preste atención a lo mala que es una de ellas, creo que demuestra mi argumentación.
Dicho esto, te mando un abrazo desde Estambul.
Dani
Otra cosa es el debate sobre si el islam es una religión más impermeable que otras a la crítica racional. El cristianismo tuvo su Inquisición -un fenómeno cuya magnitud genocida no se ha repetido en ninguna otra religión-, pero en su seno nació también la Ilustración, que es lo que nos ha llevado a donde estamos (y a que nadie le pegue un tiro a un caricaturista de El Jueves por dibujar a Jesucristo en un puticlub, por ejemplo).
ResponderEliminarEn mi opinión el islam, por sus propias características, es mucho más resistente al cambio que otros credos. Para empezar, por propia definición, niega la separación entre religión y estado, que es lo que en último término permitió a Occidente evolucionar AL MARGEN DE LA RELIGIÓN CRISTIANA. Yo no creo que el cristianismo sea una religión, en líneas generales, mucho más avanzada que el islam, como ha demostrado cada vez que tiene poder suficiente (en EE.UU., según me dicen, un 40% de la población ya es creacionista, esto es, no cree en la teoría de la evolución de Darwin. Tal vez el porcentaje sea erróneo, pero que el creacionismo avanza a saltos es un hecho). Pero al menos, lo que Occidente permite -y en eso le lleva ventaja a casi todas las sociedades de mayoría musulmana- es la existencia del secularismo.
En ese sentido, hay un ensayo demoledor de Christopher Hitchens, "Dios no es bueno" ("God is not Great"), muy esclarecedor, bastante divertido, y algo tramposo, en el que disecciona el papel oscurantista de las religiones, ayer y hoy. Se lo recomiendo a todo el mundo.
Merhaba Daniel, nasil gidiyor? ;) en mi humilde opinión reflejas muy bien en tu artículo lo acontecido desde el 11S y el re-descubrimiento del Islam,ha sido un placer leerte, se puede decir más alto pero no más claro...un saludo desde la otra parte (asiática) de Estambul
ResponderEliminarPere Juliá
http://twitter.com/perejulia
Muy buenas Daniel.
ResponderEliminarLa verdad es que la situación es, lamentablemente, como la describes.
Está llegando un momento en que las diferencias entre escribir para un periódico y escribir para el "Hola" son cada vez menos. El morbo vende, y al final un medio de comunicación como es un periódico no deja de ser un negocio.
Enhorabuena por tu artículo.
No sabía lo de los hindúes, está bien enterarse. Lo de los cines de París y la peli de Scorsese no lo había oído tampoco... ¿no será leyenda urbana?
ResponderEliminarEn cualquier caso lo que a mí me pone de los nervios es esa fascinación que tiene la izquierda por el Islam y otras pajas multiculturalistas, cuando en la mayoría de los países islámicos a los progres los habrían fusilado a todos hace tiempo.
Cosa que, bien mirada, no estaría tan equivocada... Mira, me voy a hacer musulmán, aunque sólo sea para poder insultar a las feministas y a los Zerolos sin tener que disculparme. Porque si no soy occidental, siempre puedo decir que la mujer en casa y el maricón apedreado son "parte de mi cultura", que no me vengan a ofender estos blancos imperialistas con sus derechos humanos.
Abrazos desde la Madre de Todos los Multiculturalismos (cada vez que voy a cualquier otro lugar me pregunto qué le ha pasado a la gente que se volvieron todos del mismo color)
Dani la verdad es que yo no quería meter caña, porque estoy básicamente de acuerdo con tu artículo (muy bueno, por cierto) era sólo desarrollar un poco más el tema y aportar algunos matices.
ResponderEliminarNo pretendía decir tampoco que una religión sea mejor que otra, sino que atraviesan distintos momentos. La Ilustración no se desarrolló en occidente en la misma época que la Inquisición y esta última no se desarrolló por igual en todos los países cristianos.
En la época de esplendor cultural y de tolerancia del Islam, de la que España tiene el honor de haber sido protagonista, el mundo cristiano era un mundo de tinieblas y tampoco había separación iglesia-estado. Esta separación, así como la libertad de expresión y otros derechos fundamentales fueron una conquista por la que muchas personas, cristianas o no, dieron su vida heroicamente.
Retroceder en esos derechos, por ejemplo cediendo ante la violencia desatada por las caricaturas de Mahoma no es sólo una pérdida terrible sino también un insulto a todas esas personas que lucharon para que nosotros pudiéramos vivir en un mundo mejor.
La no separación iglesia-estado, los regímenes autoritarios, la lapidación de mujeres por adulterio, la falta de libertad de expresión (desde bloquear facebook a matar periodistas) y el empobrecimiento cultural por culpa de la constricción del pensamiento a un con nosotros o contra nosotros convive en el mundo islámico con la legendaria hospitalidad, la conversación distendida y deliciosa, la sensualidad, el refinamiento y la nobleza que distinguieron al mundo árabe en su época de esplendor.
La cristiandad ya pasó su revolución de vida en comunidad, de superación de la rigidez normativa de la religión judía, de amor universal y dignificación (y tal vez justificación) de la pobreza. Pasó también su época de fanatismo, imperialismo y oscurantismo medieval. Ahora sólo quedan restos de su esplendor y de su decadencia.
Occidente ya no es la Cristiandad, para lo bueno y para lo malo. Y todavía estamos aprendiendo a vivir sin un Dios que nos diga lo que está bien y lo que está mal. Hemos perdido los valores que nos sustentaban y todavía no hemos afirmado con rotundidad unos nuevos. No hemos salido airosos -todavía- del fango del relativismo, del todo vale, de la soledad en la que caemos con el individualismo, del consumismo compulsivo (sexo incluído) para paliar la ansiedad que nos produce esta falta de sentido, el miedo a la responsabilidad de tener que pensar cada uno un sentido para nuestra propia existencia.
Pero tenemos la ventaja de que otros ya hicieron parte del camino. En ambos mundos y en todas las épocas hay brotes verdes, personas concretas que se esfuerzan por construir en vez de destruir. Personas como tú que nos repiten con calma que no estamos solos, que es más lo que nos une que lo que nos separa y que estamos condenados a entendernos.
Gracias y un abrazo, amigo mío!
PD: siento la parrafada. Y Villa, que esto no sirva de precedente ¡Tenemos que seguir discutiendo! jeje