miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los servicios secretos, la globalización y Gaspar Canela


Es por la tarde, y estoy en la calle, fumando un narguile con una amiga. Mi teléfono suena: es el jefe de internacional de ABC, Borja Bergareche. Me llama por el caso del Arctic Sea, un barco ruso alrededor del que gira una extraña trama: oficialmente transportaba un cargamento de madera, y fue secuestrado por piratas frente a las costas de Suecia. Tras dos semanas desaparecido, fue finalmente rescatado por la armada rusa en Cabo Verde. Los piratas alegaron entonces ser ecologistas que querían impedir el “tráfico de madera”. Pero aparentemente, lo que el barco transportaba era algo bastante más delicado, tal vez armamento, con destino a Siria, vía Argelia. Todo apunta a que los “piratas” que abortaron la operación son en realidad agentes del Mossad, el servicio secreto israelí.

“El periodista que desveló la trama ha tenido que huir de Rusia, y está en Estambul, al parecer. Encuéntralo”, me dice Borja.

El tipo se tipo se llama Mikhail Voytenko, y trabajaba para un boletín marítimo de gran prestigio. Esos días, extrañamente, la web de esa gente aparece bloqueada. Me pongo a hacer llamadas, sin mucho éxito: entre los periodistas internacionales que conozco, nadie sabe nada al respecto. Llamo a Rafael Mañueco, el corresponsal de ABC en Moscú, que ha estado en contacto con Voytenko los días previos, y éste me da un número de teléfono y un e-mail. Ninguno de los dos está operativo.

Entonces, descubro que una periodista del St. Petersburg Times ha entrevistado a Voytenko por teléfono. La llamo a la redacción, y la chica me da el número. Mala suerte: es el mismo que me dio Mañueco. Pero me pasa otro e-mail diferente. Escribo, sin demasiada fe.

Unos días después, recibo una respuesta: Voytenko ya no está en Estambul, sino en Bangkok. Suelto una carcajada: de todos los lugares del mundo para esconderse, ha ido a escoger Bangkok. MI Bangkok. Si hay alguna ciudad del mundo donde tengo contactos, es esa.

Intento llamar al número que me ha dado Voytenko, pero hay problemas para contactar con él desde el extranjero, así que llamo a mi viejo amigo Gaspar Canela, el corresponsal de EFE en Tailandia, cordobés como él solo.

“Gaspar, ¿qué tal? Soy Dani Iriarte”
“¡Hombre quillo! Pues aquí et-toy, en un templo, con mi amiga Jenny, que vinimo’ de visita y no’ regalaron una et-tatua, y se ha roto, y hemo’ venío a devolverla!”.
“Escucha, tengo que pedirte un favor…”

Le pongo al corriente del asunto. Y Gaspar, que está hecho de la misma pasta que yo, se lanza a la piscina con entusiasmo. Llama a Voytenko. Éste no habla muy bien inglés, así que Mañueco nos ayuda con el ruso. Hacemos la entrevista. Misión cumplida.

Hay tres cosas que mueven el mundo: el amor, el aburrimiento y los servicios secretos. Moscú, Estambul, Bangkok. La historia, reconózcanlo, tiene su punto. Y más si conociesen a Gaspar…

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