domingo, 15 de noviembre de 2009

Respuesta a una crítica


Hace unos días, una persona criticaba, con algo de razón, mi post Están locos estos "kemalistas". Esta es mi respuesta a esa crítica.


Hola, Deniz. En primer lugar, gracias por leer el blog. En segundo lugar, he de decir que tienes razón en la primera parte de la crítica: admito que CHP y MHP no son lo mismo, y que Deniz Baykal está a años de luz de Devlet Bahçeli en cuanto a moderación. Y también tienes razón en la referencia al golpe militar: allí, según tengo entendido, sufrieron todos, excepto los que estaban en el poder. Y me disculpo por el tono agresivo de mi post. Estos errores y afirmaciones injustas ya están cambiados en el texto.

Además, tengo que clarificar que yo no soy pro AKP, sino simplemente un observador extranjero, con todas las carencias que eso conlleva (por supuesto hay cosas que no conozco, e incluso otras que no entiendo), pero también con sus ventajas: tengo la suficiente distancia emocional para intentar ser un poco objetivo. No me gusta
Erdoğan, pero tampoco le odio: simplemente le observo y escribo sobre lo que hace.

Lo que yo intentaba señalar es que en Turquía existe cierta paranoia ultranacionalista: episodios como el de las corbatas o el de “la foto de Öcalan” lo ponen de manifiesto. Al menos vistos desde fuera, resultan absolutamente ridículos. No sé si estás de acuerdo conmigo, ya que no haces referencia a ellos en tu crítica.

Pero creo que hay una cosa en la que estás equivocada. Dices: “Son la gente de AKP, lo del gobierno, que cree lo que pusiste tu”. Tal vez. Pero te aseguro que el discurso de “que el enemigo exterior –sea Grecia, Armenia, Europa o EE.UU.- quiere romper la unidad de Turquía; que todos los kurdos son unos terroristas; que el fundamentalismo islámico acecha tras cada pequeño gesto del primer ministro Erdoğan. O, con frecuencia, que todos estos elementos conspiran juntos para destruir Turquía” lo he escuchado de gente –no una ni dos, sino mucha gente- que se identificaba como “kemalista”, desde algunos korucular hasta alumnos del Instituto Cervantes (uno decía que el problema kurdo se resolvía "acabando con los kurdos", lo cual no suena muy democrático, ¿no te parece?). Si crees que he generalizado, y te sientes atacada por mi comentario, te pido disculpas. Pero no puedes negar que hay gente que dice esas cosas. Y no sólo en el MHP.

Y ahora voy a hablar como periodista, como observador que lee la prensa turca a diario, y que habla con gente de todo tipo de forma regular. Desde que sigo la política turca he visto que el gobierno del AKP ha tomado ciertas medidas, algunas de ellas muy equivocadas, pero otras muchas, desde mi punto de vista, positivas: el acercamiento a Grecia, a Armenia (sin que ninguna de esas cosas signifique “rendición”, como dicen algunos), intento de resolución del conflicto kurdo, de la cuestión de Chipre… ¿Sabías que hasta 2004 la violación de una chica a manos de un miembro de las fuerzas de seguridad no se consideraba delito? ¿Sabías que hasta entonces la pena por un crímen de honor era de sólo 6 meses de cárcel, porque el factor “honor” era un atenuante? Que yo sepa, esas medidas estaban en vigor con gobiernos “kemalistas”, y fue el AKP el que cambió esto... (cierto, no fue iniciativa suya, sino de algunos grupos feministas, pero estos grupos ya estaban trabajando antes, y nadie les había hecho caso hasta entonces, ni siquiera la Primera Ministra Tansu Çiller, en sus años de gobierno).

Entiendo, y me parece legítima, la preocupación de muchos turcos y turcas respecto a la islamización de su país. A mí también me gusta Turquía precisamente porque NO es Irán. Sé muy bien lo que significa el islamismo: he vivido en Egipto. Pero precisamente por eso, los del AKP me parecen unos islamistas bastante descafeinados, muy alejados de la agresividad de Hamás, Hizbulá, los Hermanos Musulmanes, los wahabbíes del Golfo Pérsico, los talibanes afganos o los Pasdaran iraníes. Seguro que dentro del AKP hay elementos fundamentalistas, pero por el momento priman los moderados, como Abdullah Gül.
Erdoğan, a pesar de su pasado radical, no es Erbakan. Eso no significa que tengan que gustarnos, pero la manera de derrocarles debe ser solamente a través de las elecciones.

Y lo que veo es que cada vez que el gobierno de
Erdoğan intenta tomar cualquier medida, la oposición –no sólo el MHP, sino también el CHP- se le echa encima y le acusan de “traidor”, de “querer dividir el país”, etc. No digo que todas sus iniciativas sean buenas, ni la forma en que el gobierno intenta llevarlas a cabo. El AKP tiene un montón de cosas negativas: corrupción, abuso de autoridad, nepotismo. Pero lo que percibo es que la oposición es casi siempre muy poco constructiva: consideran que absolutamente todo lo que haga el AKP es malo, y que aquí no hay que cambiar nada porque todo era perfecto con Atatürk. Eso es lo que yo intentaba criticar en mi post.

Lo que yo digo es que me caen fatal aquellos que no aceptan otra idea que las suyas. Me he encontrado a unos cuantos en Turquía, y, lo siento mucho, te guste o no, casi todos decían ser “kemalistas” –alguno del AKP había, también, pero su discurso iba por otro lado-. Seguro que me he excedido al extender el término a todos los kemalistas, y me disculpo por eso. Creo que Andrés, en su comentario, ha entendido lo que yo quería decir. El problema, supongo, es que no elegí las palabras adecuadas.

Dicho esto, espero que podamos rebajar el tono de ataque personal en esta discusión –yo ya me he disculpado-, y si tienes algo que añadir –siempre que no sea insultando-, me encantará leerlo. Es más, un día podemos sentarnos a tomar un café y hablamos sobre todo esto.

Un saludo

Daniel

PD: Como para darme la razón, ahí están las palabras de Onur Öymen -del CHP, es decir, kemalista, esta vez sin comillas- en el Parlamento el viernes pasado, proponiendo como ejemplo positivo los sucesos de Dersim en 1937, en los que miles de personas fueron masacradas por el ejército turco...

1 comentario:

  1. Hola Deniz, yo también te invito a tomarte un café conmigo para que te hagas una idea más exacta de alguien que sólo haya leído algún artículo sobre Turquía o que no conozca personalmente a ningún kemalista.

    A nuestro café podríamos invitar también a cualquier otro europeo elegido al azar, que serviría para afinar un poco más y perfilar a aquellos que ni siquiera se han leído algún artículo sobre Turquía y que incluso tendrían dificultad para decirte algo, a parte del Kebab, típico de tu espléndido país y que por supuesto, en su vida han oído hablar de Ataturk.

    Ni siquiera este último invitado, nuestro ignorante feliz, se merecería el odio ni la invitación a largarse del país, por parte de islamistas, papistas, nacionalistas, cantantes de pop o faranduleras. Porque el odio es una cosa muy mala y que, como un boomerang vuelve y puede golpear a aquel que lo ha lanzado.

    Se puede vivir felizmente sin saber absolutamente nada de Ataturk o del rey de España, pero veo dificil ser feliz sin tener amigos como Dani, con un corazón amable y generoso como pocos. A parte de una cabeza atiborrada de lecturas que van desde guías de supervivencia hasta sesudos ensayos, pasando por la prensa diaria en varios idiomas. Pero eso es lo de menos.

    Fíjate, ya sólo comentar en su blog ha hecho que tengas dos invitaciones a tomar café. A quién le importa Ataturk teniendo un café calentito entre las manos, con posos en el fondo como un saco de anécdotas y complicidades que te avisan que no se puede tomar deprisa, que da igual de qué se hable, que lo importante es eso: el amigo que tienes delante y la conversación calentita entre las manos, con posos en el fondo...

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