martes, 15 de marzo de 2011

Túnez recupera la libertad de expresión


Publicado originalmente en Mediterráneo Sur el 15-03-2011

Crónicas de la revolución árabe (IV) - Túnez

Túnez recupera la libertad de expresión




Daniel Iriarte - Túnez

"¿Qué periódico es el más independiente?” le preguntamos al quiosquero. “Bueno, cualquiera, ahora todos escriben lo que les viene en gana”, nos responde. Ciertamente, los mismos diarios que hace apenas dos meses publicaban poco más que un detallado registro laudatorio de las actividades del presidente Zine el Abidine Ben Ali y su esposa, Leïla Trabelsi (con profusión de fotos de ambos para acompañarlo), se refieren ahora a ellos como “el dictador y su pareja” o “los saqueadores de Túnez”.

“Se está dando un fenómeno curioso: cada día hay un periódico que da la mejor información. El problema es que no se sabe cuál va a ser”, dice Mario, un profesor universitario italiano que reside en Túnez desde hace más de una década.

“Incluso La presse, un diario que ha estado siempre muy cercano al gobierno, trae algunos días reportajes que están muy bien. El resultado es que cada día acabamos comprando todos los periódicos, por si acaso ”, nos cuenta.

En diciembre de 2010, Túnez todavía ocupaba el puesto 164 de 178 en materia de libertad de expresión, según la clasificación de Reporteros Sin Fronteras. Ben Alí se permitía incluso la ironía de organizar congresos mundiales sobre la sociedad de la información, como el que acogió en 2005.

Ahora, la censura ha desaparecido, aunque no legalmente: la normativa sobre prensa y publicaciones no ha sido reformada. Pero sin nadie que se ocupe de hacer cumplir las restricciones, periodistas y editores se han lanzado a publicar sin cortapisas.

Frente a la librería Al Kitab, en la avenida Habib Burguiba, se arremolina un grupo de gente; y cuando este grupo se retira, otro ocupa su lugar. Es así desde hace semanas. En su escaparate hay expuestos una serie de libros hasta ahora imposibles de encontrar en Túnez. “No me consta que se estén publicando obras literarias que antes estuviesen prohibidas, pero tenemos muchos ensayos políticos”, dice Zead Hafhouf, empleado de la librería.

El libro más popular, nos cuenta, es La regente de Cartago, de los periodistas franceses Catherine Gradet y Nicolas Beau, sobre el imperio económico y los tejemanejes políticos de Leïla Trabelsi. Editado en Francia, era imposible de encontrar en Túnez, salvo en escasísimas ediciones clandestinas.

Otro de los libros más demandados es “Nuestro amigo Ben Alí. El reverso del milagro tunecino”, también de Nicolas Beau. Pero cuando uno pide un ejemplar, se lleva una sorpresa. “Son sólo muestras, no son para la venta”, nos dice Hafhouf.

Lo importante es mostrar que, aquí y ahora, ha llegado la libertad, que los libros franceses contrarios al régimen ya pueden leerse libremente, aunque no se puedan comprar todavía. El rosario de títulos tiene a los peatones boquiabiertos: Economía política de la represión en Túnez, Europa y sus déspotas, Cuando el pueblo resiste

“Ya no hay que presentar a la censura por adelantado la lista de títulos que vas a publicar, así que muchos editores lo están aprovechando”, asegura Hafhouf. Algunos han sabido ver la oportunidad, como el politólogo Mohamed Kilani, quien, a falta de una editorial, se autoeditó el libro La revolución de los valientes, que es el segundo más vendido estos días.

“El motivo de este ‘boom’ editorial es obvio, ¿no?”, dice Hafhouf: “La gente quiere leer y escribir lo que no ha podido en estos años”, afirma. La multitud frente a la librería da prueba de ello.


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